Antes de adentrarnos en el tema de la epigenética tendremos que conocer en qué consiste la transmisión del ADN de generación en generación. El ADN, o ácido desoxirribonucleico, es el material que contiene la información hereditaria en los organismos vivos. Casi todas las células de una persona van a tener el mismo ADN. Una propiedad importante es que éste puede replicarse, es decir, hacer copias de sí mismo y transmitir su información a cada nueva célula que se va formando en nuestro cuerpo.
En los humanos, nuestra genética viene determinada por 23 pares de cromosomas, cada par de cromosomas se va a transmitir de cada uno de nuestro progenitores, por lo tanto, somos una mezcla genética de nuestros padres al 50%. Pero ahora nos tenemos que preguntar, ¿solo influye esto? ¿Estamos determinados por la información en la secuencia de nuestro ADN? Aquí es donde entra en juego la epigenética.
Para conocer qué es la epigenética primero debemos saber su definición, se define como modificaciones del ADN sin cambiar su secuencia, pudiendo afectar a la actividad genética. Es decir, el ambiente donde se va a expresar el ADN de nuestra células puede afectar tanto en nuestra conformación física como psíquica.
Estas modificaciones se conocen como cambios epigenéticos y permanecen a medida que las células se dividen, llegando incluso a heredarse de generación en generación. Las influencias del ambiente, como la dieta de una persona, hábitos de ésta, estilo de vida y su exposición a contaminantes, también pueden afectar el epigenoma.
Epigenética y ovodonación
La donación de óvulos es un tratamiento de reproducción asistida muy habitual en mujeres de edad avanzada o aquellas con alguna patología que les impide ser madres con sus propios gametos. Este tratamiento únicamente precisa tener un útero sano para poder llevar a cabo un embarazo. Consiste en la utilización de óvulos de mujeres jóvenes entre 18 y 35 años, donados de forma altruista, voluntaria y anónima, fecundados con semen de la pareja o de donante. Las donantes son testadas previamente y seleccionadas según las características físicas de la pareja receptora. Una vez realizada la selección y asignación de la donante, los embriones se crean en el laboratorio y se transfieren a la madre gestante en día cinco de desarrollo, de forma habitual. En un proceso de ovodonación la genética de la donante está presente, pero gracias a la acción de la epigenética, un bebé heredará rasgos y características de la madre gestante por ovodonación.
Por lo tanto, en el proceso de ovodonación, la epigenética influye ya durante el embarazo, el ambiente donde se va a encontrar el feto puede modificar la expresión de los genes del ADN. Para explicarlo de otra manera, todas las células van a tener la misma información genética pero qué información de ésta se expresa depende también del ambiente donde se desarrolle el organismo. Aunque la secuencia genética como tal no sufre alteraciones, durante los nueve meses de embarazo la madre gestante es capaz de modular la expresión genética de su futuro hijo. Este intercambio que se da entre el endometrio y el embrión explica porque muchos bebés nacidos por ovodonación se parecen a sus madres. Es decir, si dos mujeres embarazadas llevaran el mismo embrión (mismo material genético aunque sea un caso hipotético) éstos no serían idénticos, cada uno tendrá la influencia de la madre que lo gesta, llegando incluso a modificarse la información genética del embrión. Estos cambios pueden ser determinados, como ya se ha comentado, por el estilo de vida de la madre gestante, la dieta que lleve, el estrés que pueda tener durante el embarazo o la exposición a diferentes contenientes.
En resumen, la expresión del ADN no es el único factor que determina cómo va a ser el bebé, el ambiente donde éste crezca y la influencia de la familia sobre él, provocarán que el niño desarrolle características que lo hagan incluso parecido a la madre gestante.